La pandemia del coronavirus o Covid-19 plantea dos aspectos fundamentales: distanciamiento social y lavado frecuente de manos.
La necesidad de movilidad de la casa al trabajo y viceversa, obliga a que el transporte público hasta en el vehículo familiar se evite la cercanía entre una y otra persona.
Dada esta realidad la bicicleta luce ser una solución práctica e inmediata para el transporte con los beneficios adicionales de economía y relación amigable con el medio ambiente.
Partiendo de este planteamiento, la necesidad de hacer uso de la bicicleta se convierte en estos momentos en una necesidad en el entorno social francomacorisano donde ha tenido uso principalmente recreativo y socialización.
El uso de mascarilla se hace necesario en los espacios públicos y en los medios de transporte como el minibús pero la bicicleta le ofrece al conductor la libertad en el desplazamiento a campo abierto. Esa característica estimula a que las personas utilicen bicicleta para trasladarse a su centro de trabajo.
El transporte en bicicleta que se ha hecho favorito en ciudades como Bogotá, Roma, Madrid, Nueva York entre otras que son muy contaminadas, en San Francisco de Macorís habrá de popularizarse por la necesidad del distanciamiento social y resolver la necesidad del traslado a los centros laborales.
Como medio de recreación y ejercicio la bicicleta cuenta en San Francisco de Macorís con uno de los grupos de usuarios más numerosos: el Club Pedaleo que surgió en 1997 por iniciativa y alientos de Kimhe Joa, Milcíades Román y Ezequiel González, entre otros entusiastas promotores.
En la actualidad el Club Pedaleo cuyo presidente es el Ing. Luis Ramón Almonte Salcé tiene más de 150 miembros que diariamente realizan rutas ciclísticas por comunidades rurales. Desde las 6:00 de la mañana parten del parque Duarte hacia diferentes campos hasta completar 30 ó 35 kilómetros.