Tras los años de revelaciones dolorosa, enormes desembolsos de dinero, revisiones y reformas, el escándalo de los curas pedófilos ha corrido como el agua por todo el planeta y en las últimas semanas alcanzó el corazón mismo de la Iglesia Católica.
El Papa Benedicto XVI ha sido acusado de presuntamente proteger a sacerdotes abusadores cuando era arzobispo de Munich, y luego desde su cargo al frente de la Congregación de la Doctrina de la Fe, órgano guardián de la ortodoxia en el seno de la entidad religiosa.
En medio de esos vientos huracanados el Cardenal de Santo Domingo Nicolás de Jesús López Rodríguez, demandó expulsar de la iglesia y sancionar a todos los sacerdotes o cualquier otro representante de la iglesia que resulte implicado en violación de niños o tenga preferencias homosexuales.
La postura del Cardenal de Santo Domingo debe asumirse de manera radical y con mucha seriedad en todo el país, en busca de no vernos en el espejo de los Estados Unidos, donde una pesquisa reveló que más de 4 mil 392 curas y diáconos católicos abusaron sexualmente de al menos 10 mil 677 niños estadounidenses entre 1950-2002.
Todos los religiosos, no sólo los de la Iglesia Católica deben renovar sus votos de fe que los llevaron a la consagración de sacerdotes, porque de no hacerlo han de seguir cayendo como presas fácil de su propia engaño, mucho más en esta sociedad donde todo se sabe y cualquier día llueve.